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INCAPACIDAD PERMANENTE ABSOLUTA POR SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

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Comentarios (7)

  • ANA MARIA PEREZ SANCHEZ-MORENO

    Según entiendo tengo que aportar el documento del tribunal y la sentencia, mi duda es si tengo que aportar mi historial médico de la Seguridad Social más de los médicos de la asociación AESPI que ya aporté en su momento a través de la trabajadora social y nunca me contestaron.

    16 enero, 2023 at 15:46
    • AESPI

      Buenos días, Ana María. Tendrás que hacer la consulta en el teléfono que aparece en la publicación. Una brazo

      19 enero, 2023 at 10:20
  • DOLORES SORIA ESPINO

    Me parece muy interesante esta noticia ya era hora de una sentencia así. Espero que se puedan acoger a esta sentencia, que hacía falta. Enhorabuena. Gracias

    16 enero, 2023 at 16:40
  • imanolm

    Por alguna razón que desconozco no puedo leer este articulo, siempre me indica que tengo que entrar como socio y aunque lo hago no puedo leerlo.
    Si alguien me pudiera decir que es lo que sucede.
    Muchas gracias.

    16 enero, 2023 at 19:29
    • AESPI

      Buenos días. Imanol. Hemos reestablecido tu contraseña. Un abrazo

      19 enero, 2023 at 10:19
  • Sonia Jover

    Estimada Ana.

    Me llamo Sonia y soy socia de ASPI.

    Te agradezco enormemente tus documentos recibidos en mi correo Email, referente a la sentencia del reconocimiento de incapacidad absoluta concedido a un paciente de SPI. Te escribo desde Palma de Mallorca, aquí estoy teniendo afortunadamente la guía y el apoyo de Armando, igualmente miembro de esta asociación.

    Soy española y trabajaba de Cantante Lírica profesional en Alemania, residí allí 18 años. Mi matrimonio con un alemán fracasó y tuve que volver a España a la escapada del padre de mis hijas con dos bebés, después de estar allí en un centro de acogida de mujeres e importantes acosos posteriores.
    Mi vida no ha sido nada fácil, pero no voy a entrar en más detalles. Me ha sido imposible seguir aquí con mi canto laboralmente ya que tenía el exclusivo cuidado de mis hijas. Actualmente trabajo como Técnico en Atención a Personas en Situación de Dependencia, pero estoy totalmente quemada ya que son años de atender a terceros y no tener tiempo para mí misma.
    Finalmente, y después de insistir en que se me escuchase y hacer una queja, conseguí que una neuróloga de la Unidad del Sueño, de un hospital importante que atiende a pacientes de la salud pública en Palma (no daré el nombre), que ya me había recibido una vez muy superficialmente, se aplicó esta vez, e informó sobre el SPI y teniendo en cuenta los síntomas (empecé a tener dificultades con este trastorno a partir de los 17 años), confirmó el diagnóstico. Me receto hasta 600 mg de Gabapentina al día, lo que hasta el momento no me produce ninguna mejoría.
    Paralelamente, y después de colapsar psíquica y emocionalmente hace un año, me puse, por primera vez en manos de especialistas. He estado luchando para que se me atendiese con el debido interés. Me han diagnosticado «estado depresivo» y » trastorno de la personalidad por parte de psiquiatría, pero esto último es algo que llevo arrastrando desde muy joven, por motivos de mis circunstancias familiares, personales, y estoy casi segura que también genéticos
    Estoy siendo medicada con antidepresivos (Boprupión), recetado por mi psiquiatra de la USM, después de que se me diagnosticase SPI (en un comienzo este especialista me confirmo no estar muy informado al respecto por ser, según él, ámbito de la neurología). Boprupión es de los antidepresivos que se tolera mejor teniendo SPI.
    Estoy asombrada del desconocimiento en la salud pública sobre el SPI, incluso entre neurólogos y psiquiatras, y que decir de los médicos de cabecera.
    Llevo casi 6 meses de baja ya que, trabajando en Servicios a la Comunidad como técnico, atendiendo a personas dependientes, mayoritariamente con “discapacidades” físicas. Debido a mi trastorno de la personalidad, soy un blanco fácil, y no tengo defensas ante agresiones personales de cualquier tipo. Soy incapaz de mantener una conversación con personas ajenas largo rato, ya que me produce una gran ansiedad, debilidad y agotamiento generalizado. Siempre he sido así, desde muy joven, pero con los palos de la vida ha empeorado esta situación. También se me rompió el tendón distal del brazo derecho trabajando en una residencia de personas mayores (la presión es enorme y la mayoría de esta presión viene por falta de compañerismo, por lo que terminas trabajando sola y sin cuidarte, por lo que te lesionas con facilidad). Ello me impide coger pesos con el brazo flexionado.
    Ya tengo 57 años, me da terror, pánico, volver a enfrentarme en el trabajo con usuarios en muchos casos déspotas y muy demandantes, generalmente aquellos que tienen discapacidades exclusivamente físicas y son conscientes de lo que hacen y dicen; también familiares y “compañeros” muy celosos o envidiosos de la buena relación que establezco con algunos pacientes. Paguen o sea subvencionad, se sienten con derecho a todo y a tratarte como una posesión que tiene que estar dispuesta a todo. Tampoco he encontrado mucho apoyo en supervisores y coordinadores que se limpian a menudo las manos.
    Con mis problemas de personalidad soy incapaz de enfrentarme a todos ellos, estoy sin defensas y entro en zona de peligro, soy vulnerable, y he hecho cosas, por no decepcionar, por creer que debía ser agradecida y ser aceptada, que me han hecho daño, sobre todo moralmente, también con el otro género, pero no entro en detalles tampoco al respecto. Es algo que constituye mi segunda piel, y desgraciadamente no soy como una serpiente que puede cambiar de piel con regularidad.
    Soy yo, es mi personalidad, y mientras tenga que ser otra cosa voy a sentir frustración y amargura. Aún así sigo cambiando de chaqueta según con quién me relacione.
    Cuando hacía música profesionalmente era mi medicina natural, pero con mi edad y siendo mujer, la sociedad me cierra las puertas, aunque mi voz esté perfectamente
    Cuando canto me siento sola y libre, me olvidó del público y gente que me rodea, y vuelo a otra esfera donde no hay dolor, miedo, ni maldad. Se crea un espacio a mi alrededor donde soy ligera, y a la vez me siento grande e importante.

    Te escribo Ana todo esto por la sentencia de incapacidad laboral permanente que nos mandaste sobre una persona con Síndrome de Piernas Inquietas.
    No dormir por las tensiones del SPI, pasarse las noches deambulando a oscuras, golpeándote con puertas y porque la medicación que tomas no te hace dormir, pero a la vez estás tan agotada, que parece que estás en un estado de sonambulismo, no ayuda en absoluto a cumplir con tus obligaciones al día siguiente. Continuas con el día a día porque tienes que sobrevivir, y tienes dos hijas que son una maravilla y que me puedo sentir afortunada por ello.

    Te agradezco tu tiempo en leer estas palabras, y si de algo sirve para ayudar a alguna persona, tal vez puedas también compartirlo.

    Gracias por toda vuestra dedicación!

    Un cariñoso abrazo!!!

    Sonia Jover

    18 enero, 2023 at 13:55
  • Isabel Bernet Quesada

    Hola Sonia. Siento por todo lo que has pasado y estás pasando. Si te sirviera de ayuda, yo tengo la misma edad y SPI. Así que si quieres, podríamos charlar cuando tú quieras y si te apetece claro.
    Un fuerte abrazo.

    24 enero, 2023 at 08:38

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